sábado, 29 de mayo de 2010

Por ser el primero

Carlos le invitaba a salir, charlar, tardes de sol, noches de bar...y una mañana, escondidos del resto de la gente y cogidos de la mano uno enfrente del otro por primera vez, se acercaron poco a poco hasta notar cómo los corazones latían rápidamente. Un minuto donde las miradas no se cruzaron por vergüenza y miedo, pero sacando la valentía de las ganas, unieron los labios por donde los corazones latían.