Carlos le invitaba a salir, charlar, tardes de sol, noches de bar...y una mañana, escondidos del resto de la gente y cogidos de la mano uno enfrente del otro por primera vez, se acercaron poco a poco hasta notar cómo los corazones latían rápidamente. Un minuto donde las miradas no se cruzaron por vergüenza y miedo, pero sacando la valentía de las ganas, unieron los labios por donde los corazones latían.
Hola Aran! Qué tal por el mundo de la blogosfera?
ResponderEliminarTu estilo tiene algo de parecido en uno de tus textos a Virginia Wolf, me ha sorprendido, ya te diré cual es.
Sigue así mi peque-trotamundos! MuAAA
PD: No te quiero ná!!!!!!!!!!!! :)