martes, 23 de marzo de 2010

Nos movemos los dos

Clase de comunicación interna a las nueve de la mañana, publicidad internacional y relaciones humanas, clases de las que Laura ya estaba aburrida, pero que como todos los martes por la mañana le tocaba contemplar.
Hasta las dos de la tarde, Laura había aguantado del tirón, pero por fin consigue escaparse para comer en “El Carusso”, donde le espera Julio sentado al borde de la entrada mientras se fuma un cigarro.


-¡Ey hola!, ¿qué tal las clases?- pregunta Julio.
-Bien- dice Laura -¿Y tú que tal?
-Una mañana interesante, me ha llamado esta mañana Carlos y me ha dicho que...

Hablando, caminaban hacia la única mesa libre que había en el Carusso y Julio, exaltado, le contaba a Laura que por fin iba a grabar la maqueta con el grupo: Carlos, el batería, por fin había conseguido algo de dinero por su cuenta y ahora solo faltaba concretar fechas. A Julio le encantaba la idea y Laura estaba muy contenta por él.
Mientras hablaban y hablaban (aunque Laura mayormente escuchaba y observaba lo emocionado que estaba Julio), alguien se acercaba poco a poco a la mesa en la que ya estaban sentados, y con un ligero movimiento de manos, ese alguien consigue dejar una tarjeta en uno de los bolsillos de la chaqueta de Laura.

“Calle de la Victoria número 3, Madrid. No te arrepentirás de haber venido, no todos pueden entrar.”

Laura nota que algo le ha rozado y nerviosa por si le habían robado, se da cuenta de la tarjeta con el mensaje.
Por un momento, se evade de lo que Julio le estaba contando "Calle de la Victoria...". Con la cara de sorpresa característica de Laura -ojos como platos y boca medio torcida- le enseña directamente la tarjeta a Julio.

- ¡Julio, mira esto! Me lo acaba de dejar alguien en el bolsillo.
- ¿Qué es esto?


Laura recorre con la mirada todo el restaurante por si alguien podía tener un aspecto sospechoso, pero todo estaba dentro de la normalidad. Reflexiona por un momento e intenta no darle la mayor importancia.

-No sé quién me lo ha dejado en el bolsillo...bueno, da igual, sigue contándome.

-Vale, pues resulta que a Carlos por fin le han dado la beca por orfandad, después de pedirla durante dos años y esto nos dará para ir tirando con el grupo, aún se lo tengo que comunicar al resto, pero ¡les va a encantar!

"¿Y si es la invitación para una fiesta privada en el centro de la ciudad?”, pensaba Laura.

-Además, he pensado que el jueves podrían venir al piso todos, cenar unas pizzas y de paso hablar del tema- seguía diciendo Julio.

“ A ver si es una invitación de un chico y me pierdo la oportunidad de conocerlo...sería una pena la verdad”, continuaba Laura con el tema.

-Podrías avisar a Carla y Patri esta tarde para que no salieran este jueves y así nos juntamos todos, ¿qué te parece?...¿Laura?

-Sí, perdona, esto...avisaré a las dos, no te preocupes. Oye, voy a acercarme esta tarde a la calle Victoria, me asomaré a ver que se cuece por allí.

-Vale, como quieras, perdona, ¿nos apuntas el pedido cuando puedas?

-Sí, un minutito- dice el camarero.

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