martes, 16 de marzo de 2010

Que no pare ninguno

Mientras mira a los demás, su mundo gira sin parar, ella es la chica guapa que sabe bien cuando debe sonreir y de que manera mirar.
Es una más, no usa tacones ni viste de forma llamativa, y todavía no se preocupa demasiado por su aspecto físico.

Laura, de 21 años, mantiene una buena relación con su familia, excepto con su hermano mayor, que siempre la ha visto como la chiquilla ¡que no ha querido seguir sus pasos!
Desde hace dos años, ella vive en un piso de estudiantes con dos compañeras de clase y un chico que conoce desde al guardería; pero con la que mejor se lleva es con María, una chica que vive enfrente de ellos y que se dejó la carrera de magisterio para dedicarse a vender juguetes sexuales a domicilio. A María le compensan los ratos divertidos y le encanta su trabajo.

Laura acude todas las mañanas de 9 a 14h. a la universidad Complutense de Madrid para sacarse la carrera de periodismo y algunas tardes se presenta en "La Llama", un bar en que sirven varios tipos de cerveza a elegir a la carta, el bar de la amistad le llama ella.

Los fines de semana, Laura y Jorge, un amigo de la carrera, acuden a “Delisse”. Es un pub que se encuentra a las afueras de Madrid, donde viernes y sábados por la noche trabajan sirviendo copas. Es un pub de mala muerte, pero Laura necesita sacar dinero de alguna parte para costearse los estudios.

-¡Buenos dias feas!- dice Laura como todas las mañanas.
-¡Hola simpaticona de buena mañana!- le contesta Julio, el compañero de piso.

Leche que se convierte en nata por encima después de estar dos minutos al microondas y magdalenas de las más baratas en la mesa: Laura ya ha comenzado su desayuno.
Mientras tanto, Carla se coloca sus piezas de fruta, el vaso de zumo natural y los copos de fibra sobre su mantel individual con el beso de Times Square de fondo.

-¡Ey!- Saluda Patri.

Los cuatro desayunan con tiempo para ir a sus respectivas clases: periodismo y química, aunque de esta última Julio no esté muy convencido.

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